Saltar al contenido

Lo de las ayudas

Ayer mismo se abría la convocatoria (hasta el 4 de junio) para participar en las primeras subvenciones a la creación de cómic que se crean directamente desde el ministerio de Cultura.

En el propio texto queda todo bien explicado: un millón de euros repartido en 40 ayudas directas de 25000 euros.

Esto supone la mayor cantidad de dinero público destinado a ayudar a las autoras de cómic que se haya visto nunca en España. Lo voy a repetir por si acaso: esto supone la mayor cantidad de dinero público destinado a ayudar a las autoras de cómic que se haya visto nunca en España.

Además, responde y cumple de forma muy concreta la promesa lanzada por el ministro durante la presentación del Libro Blanco en enero del 24.

Los pormenores de la convocatoria se conocen desde hace meses. Un borrador del texto salió directo del ministerio, cayó en manos de un editor y de ahí al mundo hasta acabar publicado en un tabloide digital de ultraderecha.

Desde ese mismo instante han surgido determinadas voces críticas sacando punta a cuestiones concretas, a veces con razones fundadas y otras desde el absoluto desconocimiento y, según parece, con el único ánimo de ensuciar lo que a todas luces es una de las mejores noticias que hayamos tenido en el mundillo comiquero nacional.

Vayamos por partes:

LAS CANTIDADES

25000 euros por hacer un cómic en 18 meses es una cantidad que queda muy lejos de lo que suele ser habitual por hacer un tebeo en España. Muy lejos.

En este sentido yo he podido hablar y debatir con gente en dos posiciones antagónicas. Hay quien dice que se podrían haber repartido 100 ayudas de 10000 o 66 ayudas de 15000 y así hubiese estado muy repartido. Bueno, es una opción.

También existen opiniones en el sentido opuesto, que hubiese sido mucho mejor sacar 20 ayudas de 50000 euros para asegurar que durante esos 18 meses puede existir una dedicación exclusiva a hacer el cómic incluso cuando en él participan varias autoras.

Saquemos la calculadora con un ejemplo: Mari Carmen y Josefina presentan su proyecto «Las monjas que llegaron del espacio exterior» y se reparten los dineros a razón de una tercera parte para Mari Carmen por el guion y dos terceras partes para Josefina por el dibujo, el color y todo lo demás.

Mari Carmen se llevará 8333,33 euros menos los impuestos correspondientes.

Josefina se llevará 16666,67 euros menos los impuestos correspondientes.

Todo esto por 18 meses de trabajo.

El salario mínimo interprofesional para 2025 en España se ha fijado en 1184 euros al mes. Si lo multiplicamos por 18 meses son 21312.

Es decir para una autora que se presente en solitario la subvención cubriría el SMI (aunque en realidad habría que hacer el cálculo completo porque a lo largo de un año se establece siempre sobre 14 pagas y no sobre 12; que está ahí ahí por los pelos, vaya). Para un equipo creativo las cantidades ya no se ajustan.

Ahora bien, ¿deben estas ayudas cubrir todo el tiempo de trabajo que tarden las autoras en hacer la obra? Bueno… es cuestionable. Se supone que deben contribuir a ello, que deben servir como una parte de esa cantidad económica, pero que no deben ser tomadas por la totalidad. ¿Por qué? porque el resultado de las mismas es una obra que genera derechos de autoría y la negociación por esos derechos debe ser independiente de si te dan o no te dan la ayuda. Dicho de otro modo, esa pasta te ayuda a crear algo que después (o antes) puedes vender a una editorial que también debe aportar en lo económico.

¿Y yo que opino de todo esto? Que meter un millón de euros en el bolsillo de las autoras de manera directa por hacer tebeos es una maravilla. No olvidemos jamás el dato: hasta un 63 por ciento de las autoras de cómic en España están por debajo del umbral de la pobreza si tenemos en cuenta solo sus ingresos percibidos por hacer historietas. El 63 por ciento. Tela.

Si 40 autoras o 40 equipos creativos van a percibir cantidades que les ayuden a salir de esa situación, bienvenido sea, ojalá dure muchos años, ojalá sea un éxito tan grande que en dos años estemos hablando de 80 ayudas o de 120 ayudas.

LO DE LA OBRA PUBLICADA

Otro de los temas sobre los que más se habla y se ha hablado desde que se puso a circular el borrador de la convocatoria es la obligatoriedad de contar con al menos una obra publicada para poder presentarse.

Además, esa obra debía ser publicada por una editorial, dejando fuera a las autoeditoras. También se excluye a las obras financiadas por crowdfunding o aquellas en las que las autoras hayan tenido que financiar una parte.

Este es sin duda uno de lo puntos más debatibles de todo el asunto y habría que preguntarse mucho sobre la intención de una limitación de este tipo. Según se cuenta por todo tipo de corrillos digitales, la motivación principal de todo esto es intentar favorecer al entramado industrial por encima de todo aquello que se considera «en los márgenes» o que de alguna forma «se salta la cadena convencional del sistema editorial».

Pero claro, esto tiene una serie de puntos oscuros o al menos en penumbra.

Tenemos en nuestro sistema editorial comiquero muchísimas editoriales que venden cómics de forma directa a través de sus páginas web. ¿Eso se salta la cadena convencional o no? También tenemos editoriales que recurren al crowdfunding o a la preventa para financiar las obras que lanzan al mercado. ¿Eso se salta la cadena? Todos hemos visto gigantescos puntos de venta directa de grandísimas editoriales en eventos gordos en los que te aplican descuentos, te regalan bolsas, pósters, postales, moñecos, gominolas y lo que haga falta. ¿Eso…?

A lo que voy es a algo muy sencillo de explicar antes de que empiecen a repetir aquello de «es que no es lo mismo, no tiene nada que ver»: da la impresión de que «saltarse la cadena» solo perjudica y daña gravemente a la industria cuando lo hacemos las autoras…

Que oye, lo mismo soy yo que no estoy entendiendo nada y solo me preocupo de lo mío. Podría ser, amiga mía, podría ser.

La realidad es que ahora mismo es condición indispensable el haber publicado algo de una forma muy concreta y dejando fuera varias posibilidades más, es decir, se está generando una exclusión entre autoras y eso, desde mi punto de vista, siempre será negativo.

LO DEL PREACUERDO O CONTRATO PREVIO

Dentro de la convocatoria se establece un baremo de puntuación para cada una de las obras que se presenten. La puntuación máxima que se puede obtener es de 100 puntos y solo se podrá «aprobar» (y por tanto optar a que te den dineros) si se consiguen al menos 50.

Dentro de lo que se puntúa se darán hasta 10 puntos (no termino de entender bien qué significa el «hasta» en este caso) a aquellas obras que acrediten tener un preacuerdo o un contrato con una editorial.

Esto se ha querido llegar a entender como que en realidad se está obligando a tener un contrato firmado para participar o incluso que es una ayuda encubierta a las empresas.

Sinceramente, cuando leo según qué cosas me sangran los ojos.

Podemos debatir durante semanas si es más apropiado o menos el hecho de que puntúe tener un interés editorial sobre la obra. Es más, a mí me parece que sobra porque aporta un condicionante sobre la nota y rebaja la autonomía de las autoras para hacer lo que quieran con sus derechos. Algo que, no olvidemos, no se tiene en cuenta en subvenciones como las de creación literaria o las próximas de escritura cinematográfica.

Ahora bien, ir diciendo por ahí que es obligatorio tenerlo y que debido a esa obligación esto en realidad son ayudas encubiertas a las empresas… Mira, es que ni siquiera encuentro el calificativo porque lo único que demuestra el ir diciendo algo así es que no se ha leído la convocatoria y criticar de oídas puede que esté extendido en nuestra corrala, pero en fin…

Insisto, a mí no me gusta que sea así, pero tampoco nos volvamos locas, supone un máximo de un diez por ciento sobre la nota total. ¿Ese diez por ciento dejará automáticamente fuera a todas las propuestas que no cumplan con esa posibilidad? Pues no lo sé, pero lo veremos.

LO DE LA OBRA TERMINADA

Por otro lado, también se ha ido diciendo que, una vez recibida la ayuda, existe la obligatoriedad de publicarla con una editorial española. Y de nuevo, no tengo ni idea de qué convocatoria se ha leído la gente que va promulgando tal cosa.

No solo no existe ninguna obligación al respecto, es que se da libertad total y absoluta a las autoras para que hagan lo que consideren después de entregarla terminada en los plazos previstos.

Y lo que quieran significa lo que quieran. Pueden publicarla en España, en Francia, en China o en Madagascar. Pueden autoeditarla. Pueden regalarla. Pueden publicarla página a página o por capítulos. No existe ni obligación ni limitación alguna al respecto.

Parece que la intención del ministerio es que las obras sean publicadas en el mercado nacional como primera opción y de ahí que añadan lo del preacuerdo como parte de la puntuación. Creo que es perfectamente comprensible que un ministerio de Cultura de un país quiera que las obras que subvenciona pasen a engrosar el patrimonio cultural español y lo hagan a través de su propio sistema editorial (por muchos problemas que este tenga). No sé, yo le veo todo el sentido del mundo.

Y encima se hace reservando solo un diez por ciento de la nota total para ello y sin que sea una obligación, solo una posibilidad, un extra, una pequeña forma de decir «eh, mejor si esto lo sacamos aquí y ganamos todos». Tiene sentido.

Eso no quita que yo, a modo personal, considere que las autoras deberíamos tener siempre, en toda situación y sin excepción alguna, la libertad total y absoluta para hacer con los derechos de nuestras obras lo que nos parezca oportuno en cada momento.

¿Nos resta libertad esa posibilidad de presentarnos con o sin preacuerdo editorial? En realidad, no. Eres completamente libre de presentarte de una forma u otra y tendrás un pequeño beneficio si escoges una de ambas modalidades (y «escoger» sé que es un verbo complicado en este caso porque implica que una editorial considere que tu obra le gusta independientemente de si hay o no hay ayuda de por medio).

Una vez más, las bases dicen lo que dicen y lo que no dicen no lo dicen. Sí, sé que es absurdo tener que estar recordando que no se puede discutir sobre lo que no dicen, pero yo qué sé…

LO DE LAS MUJERES

Aquí me voy a enfadar, lo siento.

Una parte de las ayudas, 12 proyectos del total de los 40 se reservan para obras que estén creadas o participadas en al menos un 40 por ciento por mujeres.

Esto está ahí por la más que evidente brecha de género que existe en nuestro sector (y en otros muchos dentro y fuera del ámbito cultural).

Cojamos dos peculiaridades: la primera (del informe de tebeosfera de 2024) dice que en 2024, entre las firmas españolas, hubo un 75’19 por ciento de hombres, un 24’81 de mujeres y un 0’01 de otros géneros.

La segunda dice que en las escuelas de formación la paridad entre el alumnado es absoluta.

Es decir, la gente que se forma son hombres y mujeres por igual y, cuando llega la hora de publicar, existe una inmensa diferencia entre unos y otras.

Negar esa brecha o empezar a argumentar que blablablá o blibliblí está a la altura de decir que la tierra es plana o que los pájaros son en realidad drones que utiliza el estado para espiarnos.

Que en 2025 tengamos que estar con estas cosas solo implica que estamos lejísimos de la igualdad y hay que seguir peleándola y defendiéndola en todas partes.

Ahora bien, sí que hay un pequeño matiz que corregir en este sentido. El hecho de que parte del equipo esté formado por mujeres puntúa y eso está fenomenal. Sin embargo puntúa más si esa mujer es dibujante (8 puntos) que si es guionista (5 puntos) o si es colorista (2 puntos).

A ver… ¿cómo digo yo esto sin que suene demasiado mal? En estas alturas de la vida dar más importancia autoral o más relevancia a quien dibuja que a quien escribe resulta ridículo.

Suena hasta extraño el tener que explicar estas cosas.

Insisto, romper la brecha de género es una maravillosa noticia, pero seguro que existe una forma mejor que hacerlo a costa de generar una brecha profesional entre autoras de primera y autoras de segunda en función del rol que ocupen en la obra.

LO DE LOS PLAZOS

Sobre el papel, esta convocatoria da solo un par de semanas para presentar 2 páginas de cómic terminadas, una memoria del proyecto más o menos elaborada y una serie de elementos burocráticos más o menos complejos en función de a quién le preguntes.

¿Es poco tiempo? Sí, lo es.

¿Había algún indicio de que estas ayudas se iban a convocar? Pues… Tengamos en cuenta tres momentos clave:

El primero es enero de 2024. Por aquel entonces el ministro se comprometió a ponerlas en marcha. ¿Esto aseguraba que existirían? No, en absoluto, era un político politiqueando y, además, en una situación en la que todos sabemos que no hay aprobados unos presupuestos generales del estado y, por tanto, mover dineros de un sitio a otro requiere de cierta ingeniería harto compleja.

El segundo es enero de 2025. En Angulema el ministro afirma de nuevo que las ayudas saldrán y no tardarán mucho.

El tercero es el 1 de abril. Desde el ministerio sale un borrador del texto completo de las subvenciones que corre como la pólvora en cuestión de horas y acaba publicado en un periódico digital. No es el texto definitivo (aunque, bueno, luego sí que lo fue, al menos en lo mollar). En esos mismos días, la propia gente del ministerio realiza diferentes presentaciones públicas de las ayudas puntualizando que saldrían en mayo o junio a más tardar.

Entonces, ¿hay poco tiempo para preparar la propuesta? Pues sí, con el calendario en la mano y teniendo en cuenta que solo te puedes fiar de lo que sale en el BOE, sí, es poco y se agradecería algo más. No solo para presentar un proyecto más o menos elaborado, sino para enfrentarse a la siempre tediosa y excesiva materia burocrática que acompaña a estas cosas.

Pelearse con cl@ve, con certificados digitales y con plataformas que te van bien en un navegador pero en otro no si no tienes instalado el complemento X o la versión 37.1821 de Flash te quita años de vida. Y puede estar genial darle dinero a las autoras de tebeos, pero estaría todavía mejor si encima se facilita la participación con convocatorias abiertas durante más tiempo y trámites mucho más simplificados o acompañados en horarios compatibles con la vida de todas las que necesitamos que nos echen una mano más allá de un horario restringido.

RESUMIENDO

Que existan las ayudas es algo histórico, era una reivindicación que llevaba encima de la mesa muchos años y que al fin se hayan puesto en marcha es motivo de celebración y aplauso.

¿Que la convocatoria es mejorable? ¿Que habría que ajustar X o Y? ¿Que hubiese sido más oportuno enfocarlas de un modo diferente para cubrir también esta o aquella necesidad concreta? Puede ser, claro, pero lo más importante ahora mismo es que existen, que se va a destinar un millón de euros para metérselo en el bolsillo a autoras de cómic que tienen una situación económica, por norma general, llenísima de dificultades. Además, tendrán un tiempo y unos requisitos más que razonables.

¿Se podrá mejorar o afinar la convocatoria en próximos años? Pues no lo sé. Quiero creer que si esta convocatoria es un éxito, si se presentan tropecientos proyectos con una gran calidad que luego acaban convertidos en muy buenas obras y, por tanto, se produce un enriquecimiento del patrimonio cultural; si además las editoriales cumplen con su papel y se hace un buen acompañamiento de esas obras con tiradas potentes y planes de promoción a la altura, si en definitiva, todo el mundo pone de su parte, seguro que desde el ministerio no solo repetirán sino que escucharán y tendrán en cuenta para afinar lo que haga falta.

Hay algunas de las críticas que se están lanzando que son perfectamente legítimas. Si eres una autora que quiere participar de todo esto y no cumples con el requisito de tener una obra publicada con anterioridad, es normal que te moleste que te dejen fuera y que pidas las veces que haga falta que cambien eso. Yo también creo que debería cambiarse ese punto concreto. También creo que la participación, como ocurrirá en las nuevas ayudas de escritura cinematográfica, debería hacerse de forma anónima con un sistema de plica para que lo único que importe en la valoración sea la obra misma, pero también sé que ese no es un sistema que guste a todo el mundo.

Pero insisto, de todo eso seguro que se podrá hablar llegado el momento.

Ahora bien, salir a inventarse obligaciones que no existen, poner el grito en el cielo porque desde dentro de la cueva consideras que no existe brecha de género alguna o insinuar que patatín o patatán, pues… qué quieres que te diga… considero que el mínimo imprescindible en cualquier debate adulto es al menos leerse las cosas antes.

Y nada, amiga de mis amores, acabo poniendo una venda antes de la herida a modo de disclaimer:

Las opiniones, comentarios, chascarrillos y tonterías aquí vertidas corresponden única y exclusivamente a Fernando Fernández Llor y a nadie más. Si me vas a demandar te agradecería mogollón que lo hicieses en los juzgados de Vigo porque luego es un follón logístico y ya sabes, ahora nadie tiene tiempo pa nada. Si solo me vas a insultar mejor si lo haces en Facebook que suele ser el mejor sitio para rosmar como un señor enfadadísimo e indignadísimo porque «ya no se puede decir nada».