Has empezado a escribir. Te compraste el manual de McKee porque escuchaste que era genial. Te compraste el libro de entrevistas que publicó Diminuta Editorial porque te lo recomendó tu librero. Llevas siempre contigo una libreta con un mensaje motivacional en la portada y tienes un boli bic siempre contigo porque tu padre te repetía que eran los que nunca le fallaban.
Está guay. De verdad. Todo eso mola mucho. También te has instalado el Celtx en el ordenador porque ofrece la posibilidad de escribir directamente guiones técnicos de cómic. Has revisado artículos, reseñas, podcasts y vas dos veces por semana a la librería a por novedades y tres a la biblioteca.
Estás poniendo en práctica los consejos que dio Sergi. Adri no ha conseguido desanimarte porque estás convencido de que quieres contar historias.
Estás escribiendo mogollón, todos los días, como dicta el manual de buenas costumbres de todo escritor y sabes que, tarde o temprano, te llegará una buena oportunidad y te amarrarás a ella como se amarra la caca de gaviota a tu parabrisas en verano.
Está claro que lo estás dando todo, pero ¿es suficiente? ¿vale solo con escribir?
Malas noticias: ¡no! Ya no vale solo con escribir.
¿Y qué más tienes que hacer? ¿Necesitas un título universitario? ¿Un máster?
No, no, nada de eso es necesario, pero hay una serie de habilidades que te vendrán muy bien para complementar la escritura.
Vamos a ello:
Aprende a vender
Por desgracia vivimos en un mundo en el que los guionistas nos hemos convertido en los primeros publicistas de nuestras obras. Tenemos que vendérselo a un dibujante, a una editorial y al público. Es muy importante aprender a hacerlo.
Debemos conocer los puntos fuertes de nuestra historia y saber incluirlos en poco más de un párrafo. Unas pocas líneas que nos cuenten quién es el prota, cuál es el conflicto al que se enfrenta y en qué contexto se desarrolla.
Además es básico saber responder a una serie de cuestiones simples que puede hacernos cualquiera: ¿qué formato tienes pensado para la obra? ¿a qué editorial quieres dirigirlo? ¿cuál es el público para tu historia?
Ojo, no basta con saberlo, hay que saber contarlo. Si lo haces por correo electrónico organiza muy bien la información. Si es a través de un dossier, lo mismo. Y si es en un encuentro en persona trata de no ponerte nervioso, de ir al grano y de evitar comentarios negativos sobre lo que estás presentando.
Nadie quiere que le digas: «esta parte tenía pensado cambiarla», «esto en realidad no me convence mucho» y otras sandeces parecidas.
Aprende idiomas
Tampoco es necesario que te saques el título de gran conversador en cuatro lenguas diferentes, pero no está de más que practiques algo con el inglés y, si te ves valiente, con el francés.
Ten en cuenta que hoy en día es muy posible que quieras buscar salida a tus historias fuera del mercado nacional. Esto es una realidad; puede que poco deseable, pero es así. Por eso viene bien que al menos puedas entender con claridad los mails que te cruces con un editor o que puedas llegar a defenderte en una conversación de Skype.
Ya digo que no hace falta convertirse en un gran políglota, nadie te va a pedir que escribas los guiones en su idioma, pero a la larga es una cuestión de comodidad.
Aprende a maquetar
No. No tienes que hacer el curso online de InDesign. Te vendría bien hacerlo, pero no me refiero a eso. Hablo de montar dossieres, de organizarlos en el orden en que quieres dosificar la información y darles un aspecto atractivo sin volverte loco.
En nuestra BIBLIOTECA, tienes varios ejemplos de dossieres de proyectos que han sido vendidos. Échales un ojo, estudia bien los que más te gusten y trata de hacer algo parecido.
Ya los he visto todos, ¿ahora qué hago, lo monto todo en el word?
Pues podrías hacerlo, de hecho yo antes lo hacía así, pero no es necesario. Tienes aplicaciones online gratuitas que te permiten dar un acabado sencillo y resultón.
Canva o Lucidpress son algunos ejemplos, además, si quieres meterte más a fondo en su mundo tienen versión de pago con más prestaciones.
Aprende a meditar
O dicho de otro modo: ármate de paciencia.
El trabajo del guionista siempre es un trabajo en equipo. Tienes que tratar con dibujantes, con editoriales, con lectores, con fans, con haters, con colegas, con familiares, con amigos y puede que con alguna criatura mitológica.
Cada una de esas personas tiene algo que decir sobre tu obra, puede ser un consejito, una recomendación, una palabra de ánimo, un insulto, un «está bien» una crítica destructiva, un sermón, una reseña…
Debes aprender a escuchar, rescatar lo que te valga para mejorar y descartar todo aquello que no aporte algo constructivo (sí, los halagos dulzones, descártalos también).
No tienes por qué acudir a ningún gurú para que te enseñe a entonar mantras, pero no está de más que busques la mejor manera de mantenerte en calma. Sal a correr, haz yoga, juega con el perro, vete al gimnasio, folla más o haz lo que sea necesario para estar relajado.
Tuve un profesor que me repetía cada semana: el peor enemigo del guionista es la ansiedad, el segundo es la ansiedad y el tercero es el ego.
Tenía razón, los guionistas tenemos la necesidad de ver resultados cuanto antes, queremos ver páginas enseguida y cuando empezamos a mover dossieres queremos respuestas inmediatas.
Y eso… por mucho que te disguste, no ocurre. Los procesos son lentos, lleva meses preparar unas páginas y puede llevar aún más vender un proyecto.
A veces, medio en broma, medio en serio, comento qué cosas podría haber hecho con el tiempo que he estado esperando una respuesta editorial. De haberlo invertido bien, podría haber construido una nueva muralla china en mi barrio.
Así que, de verdad, tómatelo con calma, con mucha.
Aprende cómo funciona esto
Vale, quieres hacer cómics, pero ¿sabes cuánto cuesta imprimir 2500 copias de un libro de 64 páginas a color en formato americano con tapa dura? Pues si no lo sabes, puedes aprenderlo. Eso te ayudará a hacerte una idea de cuánto cuesta poner en el mercado uno de tus proyectos.
Además, sabiendo eso y también cuánto es el adelanto que vas a percibir por hacerlo, podrás calcular la inversión total que hace una editorial para publicar tu obra. O más o menos. Porque también podrías sumar los gastos en promoción, si es que los hay.
En cualquier caso, saber estas cosas te dará una visión mucho más completa del mercado y sabrás moverte mejor en él.
Pero no solo eso, es fundamental que tengas muy claro todo lo referente a los derechos de autor y qué factores entran a formar parte de la negociación con una editorial. Para ello te recomiendo que visites FIRMADO POR, un blog dedicado íntegramente a aclarar todos estos temas.
Personalmente no hay nada que me enfade más que escuchar a autores discutir sobre derechos de autor, sobre el reparto de porcentajes de un libro o acusando a los editores poco menos que de ladrones, sin tener ni idea o soltando frases hechas y destructivas del tipo: «los editores son todos unos piratas que no sueltan la pasta». En fin, es que es pensarlo y ya me pongo malo.
Si queremos dedicarnos a escribir es imprescindible tener algunas nociones sobre nuestros derechos para que nadie pueda aprovecharse. Y si después de buscar información, todavía tienes dudas, consulta con un abogado que entienda del tema. Te ahorrarás quebraderos de cabeza y puede que algún disgusto.
Conclusión
Sé que escribes mucho y eso es maravilloso, pero estaría muy bien que empezases a complementar la escritura desarrollando habilidades en otros campos.
Si aprendes a vender, te apuntas a unas clasecillas de inglés, haces tus pinitos maquetando, consigues mantener la calma y te estudias tus derechos, pasarás de buen guionista a guionista imparable.