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5 consejos MÁS para vender tu cómic

¿Somos más pesados que la digestión de sesenta botes de garbanzos? Lo somos. ¿Y con qué exactamente somos tan pesados? te preguntarás, oh, tú, querida lectora. Pues con lo de siempre, con la estupenda manía que tenemos de tratar de arrojar algo de luz sobre los secretos más oscuros de este maravilloso mundo nuestro de la viñeta, el bocadillo, la tinta y los colorinchis.

Hoy, una vez más y porque nunca hay suficientes artículos sobre lo mismo: consejos para que puedas vender tu cómic. ¿Por qué? Pues porque el gran Sergi Jiménez, alma fundadora del blog se nos ha hecho youtuber y acaba de lanzar un estupendo vídeo sobre ello. Además, ya hemos hecho varios posts sobre ello antes, como este de David Rubín y nunca está de más seguir insistiendo en el tema.

1.- No enseñes trabajo a medio hacer

Esto parece demasiado obvio como para tener que advertir sobre ello. ¿Te imaginas una pizzería en la que te vendiesen una margarita a medio hacer? Piénsalo un segundo por absurdo que te parezca, el pizzero se te acerca y te dice “bueno, sí, está sin acabar, pero es que no tuve tiempo de terminarla en condiciones, con un poco más de tiempo hubiese quedado mejor”. ¿Qué harías? ¿Le insultarías a la cara o le insultarías en un comentario sobre su local en Google?

Pues por extraño, surrealista y demencial que te parezca el ejemplo, en el mundo del cómic ocurre muchísimas veces algo parecido: gente que enseña páginas de muestra y las acompaña de: “bueno, están sin terminar, la verdad es que las hice muy rápido, con un poco más de tiempo hubiesen quedado mejor”.

Solo de pensarlo mi pequeña úlcera de estómago crece hasta parecer un agujero de gusano por el que entra Jupiter sin forzar.

Alma de cántaro, por favor, en nombre de Jack Kirby, si acudes a una editorial sin que nadie te haya pedido que lo hagas y lo que necesitas es que la editora confíe en ti y en tu trabajo, no tiene el más mínimo sentido que le expliques que “si hubieses trabajado más, todo sería mejor”, porque la pregunta simple que se hará enseguida es “¿y por qué coño no lo has hecho?”

Así que por el amor de Moore, ¡no lo hagas!

2.- No hagas mejor las pinups que las páginas

Este es un clásico entre los clásicos. Sobre todo en los primeros proyectos. Fichas de personaje y portadas que son la puta rehostia en verso. Concepts perfectos, dinámicos, llenos de colorido y que parecen que van a salir del papel y van a volar o golpear orcos con gracilidad.

Pero espera… ¿qué tiene eso de malo? Nada. Nada de nada en realidad. O sí, depende de si las páginas de muestra tienen el mismo nivel o no.

Me explico: lo principal a la hora de vender un cómic es el acabado final de las páginas. Tienen que ser acordes con estilo, con tono, con calidad y sobre todo, narrar bien la historia que se pretende contar.

De poco sirve que seas capaz de hacer unas ilustraciones espectaculares y llenas de vitalidad si luego tus páginas tienen una narrativa que es un desastre y que dificulta la lectura o sus acabados son muy mejorables.

El error típico es perder gran cantidad de tiempo haciendo diseños molones cuando en realidad esa parte del dossier es más opcional o secundaria que la materia prima fundamental que te garantizará la venta: las páginas.

¿Entonces hago o no hago fichas de personaje y una súper portada? Hazlas, sí, no están de más, pero asegúrate de que no son lo mejor de tu dossier o alguien podría pensar algo muy común: es una buena ilustradora, pero lo del cómic lo lleva regular.

3.- Si quieres que te paguen 200 euros por página, debe parecer un tebeo de 200 euros por página

Otro error de los más habituales y muy conectado con los dos puntos anteriores, es preparar unas páginas de muestra “provisionales” pero pretender conseguir un súper contrato. Hay gente que te dice: “ya haré las páginas buenas cuando me paguen por hacerlas”.

Puedo llegar a comprender esa lógica, pero me parece un poco perversa, ya que si enseñas páginas que parecen de 20 euros pretendiendo cobrar 200 con base en la promesa de que tienes calidad suficiente como para ofrecer una calidad muy superior, es fácil que quien esté del otro lado te ofrezca 20 y te diga que vuelvas cuando de verdad le muestres esa calidad.

A pesar de que todo esto parezca un poco lioso, se resume de una forma muy simplona y efectiva: da siempre el máximo de calidad que puedas en tu trabajo. Da igual si haces un fanzine, un tebeo para una administración o te han ofrecido 20, 200 o 2000 dólares por viñeta, si das siempre el máximo te obligarás a ti mismo a esforzarte y eso te ayudará a crecer. Y cuando crezcas estarás más cerca de que te ofrezcan contratos mejores.

4.- Negocios son negocios

¿Por qué incluimos la gente de EC frases que parecen sacadas de pelis de mafiosos como consejo? Pues… no sé, pero enseguida entenderéis por donde van los tiros…

El mundillo del cómic en España es pequeño, muy pequeño y eso tiene sus cosas malas, pero también un montón de cosas buenas como, por ejemplo, que tarde o temprano conocerás a todo el mundo o al menos te sonarán muchísimos nombres.

Esto hace que la información circule muy rápido y en todas direcciones. Las autoras hablan con las editoras, con los libreros, con las distribuidoras, con más editores, con más autores y además de todo eso están las redes sociales que funcionan como una corrala cualquiera.

Así que, por el mismísimo Frank Miller, intenta aplicar la máxima de “nada personal, solo negocios”. No busques enemigos, fantasmas o satanases varios y ante todo: acostúmbrate a negociar. Si una editorial te dice “me interesa tu proyecto, estas son nuestras condiciones y este es el borrador del contrato” es porque, ¡ojo, sorpresa! les interesa tu proyecto.

¿Eso quiere decir que todo lo que ponga en ese contrato está escrito en piedra como en las tablas de Moisés? Pues no, o al menos no debería, porque seguro que se pueden llegar a retocar determinados puntos donde todo el mundo se quede tremendamente contento y sonriente. Y, claro, autoras sonrientes equivalen a tebeos sonrientes con los que hacer mayor negocio.

¿Y sabéis qué no sirve de nada? Insultar y vilipendiar en público a alguien porque no te gustan sus condiciones (a no ser que sean ilegales, entonces insulta, insulta sin reparos y si puedes denuncia). ¿Por qué? Pues porque como digo un poco más arriba: esto es una corrala y en las corralas funcionan muy bien y muy rápido las etiquetas: este editor es un villano, aquella autora es muy polémica, aquel librero es un aprovechado y así hasta el infinito. Al igual que en las corralas, se pretenden convertir rencillas personales en etiquetas profesionales y eso además de innecesario es un pelín ridículo.

Negocios son negocios, sin más ni menos.

5.- Si no sabes cómo funciona el mercado, entérate antes de mover nada

Para evitar meter la pata hasta el fondo con cualquiera de los otros puntos, hay algo que has de tener claro y sobre lo que deberías informarte en primer lugar antes de lanzarte a mover tu dossier como una loca: ¿sabes cómo funciona el mercado?

¿Sabes qué son los royalties? ¿Sabes qué son los adelantos editoriales? ¿Sabes cuándo te pagarían ese adelanto? ¿Sabes qué son las liquidaciones? ¿Sabes cuál es el contenido mínimo obligatorio que debe figurar en cualquier contrato de edición? ¿Sabes qué es una cesión de derechos y cuantos años se puede extender? ¿Sabes si una vez que vayas a cobrar tienes que emitir una factura? ¿Sabes en qué editorial podría encajar tu proyecto de novela gráfica de un abuelete entrañable que recuerda su pasado como torturador en las SS? ¿Y tu proyecto sobre el nuevo héroe urbano que ha llegado para patear traseros de maleantes? ¿Sabes dónde y cómo presentar tu proyecto?

Pues todo eso es información hiper valiosa a la hora de vender tu cómic. Tampoco es plan de que te conviertas en la wikipedia del mundillo, pero sí que es muy importante que empieces a familiarizarte con todo ello. La información, en el campo que sea, es poder.

En resumen, hazlo lo mejor que puedas siempre, preocúpate más de las páginas que de los fuegos artificiales y si vas a lanzarte a una piscina llena de pirañas, trata de averiguar primero algunas nociones básicas de supervivencia.