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Si no reaccionas estás muerta

Llevo ya muchos años con la idea en la cabeza de escribir un manual de escritura. Creo que es un paso natural: me apasiona dar clase, me encanta meterme horas y horas buceando en los manuales y tengo cierto aire de divulgador (de hecho hasta quise formar parte de una asociación, pero me dieron calabazas).

Pues al fin he encontrado la manera de escribir uno. ¿Y por qué era necesario encontrarla? Porque quería evitar a toda costa escribir algo genérico que engrosara la lista de esos libros que pretenden meter en 400 páginas «todo lo que hay que saber para escribir noséqué».

Esa manera es centrarme en algo muy concreto, algo que si me has tenido de profesor sabrás que me obsesiona: las reacciones. Desde que empecé a dar clase de guion hay algo que he hecho cientos de veces: leo una escena de una alumna y en el momento en que veo demasiadas líneas de diálogo seguidas me detengo. Cuento con el dedo cuántas son y digo algo del tipo de: «aquí hay… 15, 16, 17, hasta 18 líneas de diálogo seguidas sin que sepamos qué hacen los personajes».

Esa «llamada de atención» pretende poner el foco sobre un elemento necesario en cualquier ficción: los personajes hacen cosas todo el rato, si no las hacen parece que su función es llegar hasta una marca en el suelo, decir su frase y marcharse.

El manual, del que ya tengo escritos los dos primeros capítulos de ocho en total, aborda la reacción como motor principal de cualquier acción y como una necesidad innegociable si queremos dotar de esencia y de vida a nuestros personajes. Llevo un par de semanas preparando todo: una propuesta editorial, un índice comentado y la redacción del borrador y lo cierto es que estoy contento porque sé que esta vez ha cuadrado el mejor momento posible para terminarlo.

Voy a dejar por aquí el índice comentado, es decir, un resumen de lo que se podrá encontrar en cada uno de los capítulos. Y también voy a aprovechar para esto: ¡estoy buscando editorial! Si a alguien le interesa o si alguien piensa «eh, deberías enseñárselo a X» y puedes pasarme ese contacto estaría infinitamente agradecido.

No descarto que si no consigo una edición clásica acabe embarcado en montar un mini sello de textos divulgativos relacionados con los tebeos. Así que, si te ves con fuerzas para sumarte a montar una pequeña editorial de cosas del cómic escríbeme y lo hablamos.

El manual llevará por título: «Si no reaccionas estás muerta».

Y este es su índice comentado:

1.— ¿Por qué no se habla de la reacción en los manuales de escritura?

El motivo fundamental es que hay muchas cosas sobre las que escribir. Uno de los grandes problemas de la mayor parte de manuales es que quieren tratar todos los temas «importantes». Recuerdo que uno de los primeros que leí con verdadero interés fue «Estrategias de guion cinematográfico» de Antonio Sánchez-Escalonilla y me parecía un auténtico grimorio medieval que agrupaba todo el conocimiento del mundo en torno a un tema concreto. Lo mismo te mencionaba a este o a aquel que te desglosaba las 20 tramas maestras y te hacía un breve resumen de cada una de ellas. Si tienes que hablar de estructuras (de largo el tema más veces tratado), de tramas, de personajes, de diálogos y de situaciones dramáticas y no quieres sacar una enciclopedia por fascículos tienes que escoger muy bien de qué demonios vas a hablar o posiblemente te ahogues antes siquiera de empezar.

2.— ¿Por qué se habla de la reacción en este manual?

Porque me parece un tema capital. Es la gasolina, la energía del sol y la fuerza motriz de cualquier narración. Tiene el poder de hacer que nuestra trama cumpla todas las expectativas de las lectoras y, a la vez, de hacerlas saltar por los aires. Puedes llegar a casa y encontrarte a tu mujer muerta: puedes llorar, puedes jurar venganza o puedes ponerte a bailar y abrirte una botella de un rioja del 98. Depende de lo que hagas la historia será una o incluso la contraria.

3.— ¿Hay tantos tipos de reacciones como de personas?

No, para nada, de hecho hay muchas más porque nuestras reacciones no dependen solo de nuestra personalidad, hay un inmenso ronsel de modificadores posibles que tienen que ver con el texto y con el contexto. ¿Cuántas veces has medido tus reacciones delante de tu jefe o delante de tu pareja? ¿Cuántas veces has evitado decir algo o realizar un gesto concreto porque estabas en una situación poco apropiada? El contexto es fundamental, pero no está solo, va siempre acompañado de su primo: el famoso y querido subtexto. Las reacciones de tus personajes no dependen de si son huraños, generosos, bondadosos o gilipollas, hay mucho más alrededor: la propia situación dramática y el lugar en el que todo sucede. No es lo mismo que la mujer de tu vida se te declare en una fiesta loca en Las Vegas que lo haga en medio de un funeral.

4.— ¿Si me quedo quieto y callado estoy reaccionando?

Por supuesto, además es una de las reacciones más habituales y que más utilizamos cuando empezamos a escribir: el silencio. Pero ojo, debemos tener cuidado. El silencio, muchas veces, es una forma manida y muy cliché de querer aumentar la intensidad y puede quedarse en un gesto maniqueo de alguien que ha visto demasiado cine de autor o que piensa que es súper cool hacer un cómic mudo. Es genial utilizar silencios, puede incluso llegar a ser disruptivo (y eso siempre es bueno), pero si no aprendemos a medirlo caeremos en uno de los tópicos más clásicos.

5.— ¿Qué es el motor de la acción y por qué necesitas uno?

Hay manuales que te explican lo que son los BEATS, lo que son los cambios de polaridad en una escena o que simplemente te dicen que hay que construir una cadena de causalidad para que toda tu historia tenga sentido. Lo que nadie te suele explicar es la forma concreta de construir esos beats y cómo la mayor parte de las veces necesitan reacciones para llevarse a cabo. Por eso la reacción es el verdadero motor de la acción.

6.— ¿Existen arquetipos en las reacciones?

Por supuesto, existen arquetipos en todas las áreas de la construcción y las herramientas narrativas. No lo olvidemos jamás, llevamos más de treinta mil años contándonos historias, almacenando tropos y memes en el inconsciente colectivo y mezclándolos de formas habituales e incluso a veces de formas ingeniosas para seguir moviendo el mundo con nuestros relatos. Somos Homo Narrans y eso es inevitable, por eso es más que probable que recurramos al arquetipo para construir una reacción: el impulsivo, el sosegado, el incrédulo, el ingenuo… Todos ellos disponen de una navaja suiza de reacciones a la que recurrir, pero ¿sabes lo mejor? Sigue leyendo.

7.— ¿Cómo te define la forma que tienes de reaccionar ante lo que te pasa?

Si de verdad quieres construir reacciones genuinas acude a los arquetipos más únicos que conocerás jamás: la gente que te rodea. Recuerdo que cuando era apenas un adolescente, un quinqui del barrio quiso quitarle un colgante a mi hermano. Era un colgante de plata barata que representaba un águila en pleno vuelo. Lo cierto es que colgante molaba bastante, pero estaba muy lejos de ser un objeto único difícil de conseguir. El quinqui amenazó a mi hermano, primero con palabras y, finalmente le pegó un bofetón. Tenía claro que así conseguiría lo que quería, pero mi hermano no cedió, se le quedó mirando en silencio y en sus ojos se acumulaba toda la rabia del mundo. Solo repitió una vez más: no voy a darte nada. El quinqui se dio media vuelta y se fue, se percató de que no se la estaba jugando con cualquiera y que si seguía todo se iba a complicar. Eso define a una persona y a un personaje.

8.— Escribir es reaccionar

Escribir, el mismo hecho de querer contar una historia, sea cual sea la forma que adquiera al final, es un hecho de reacción frente al mundo. Utilizamos la escritura como forma de transmisión de mensajes, de valores, de temas que nos interesan o por puro divertimento. Es una forma de reaccionar frente al mundo y, a la vez, un catalizador que puede hacer reaccionar a los demás. Los libros tienen el poder de cambiar el mundo y de cambiarnos a nosostros. ¿Cuántas veces te has animado a hacer algo después de una lectura? ¿Cuántas veces has recomendado a alguien hacer algo que leíste en un libro? ¿Cuántas veces te has sentido consolado, acompañado, o comprendido a través de la mirada de un personaje?

Lo dicho, si esto te parece interesante y eres una editora, escríbeme y hablemos. Si te parece interesante y no eres editora, pero te gustaría montar un pequeño sello de la divulgación comiquera, escríbeme y hablemos. ¿Dónde me escribes? Amiga mía, donde siempre: fernando@escribiendocomics.es