Hace apenas unos meses, la dirección general del cómic puso en marcha unas subvenciones de las que ya se habló largo y tendido por todas partes.
Un millonazo de euros distribuidas en 40 ayudas de 25000 lereles y con unos requisitos bastante simples de cumplir.
La expectativa en cuanto a la participación era muy alta. Tanto que no tardaron en circular algunas exageraciones. Pero no solo circularon exageraciones sino que también hubo cierta locura y buenas dosis de aprovechamiento de la situación.
Ahora que ya ha salido la lista de proyectos admitidos y excluidos quizás sea buen momento para hablar de algunas cosillas que pasaron y que estaría bien tenerlas en cuenta para el futuro.
LA PARTICIPACIÓN
Adelanto que no he hecho un recuento pormenorizado, pero sí bastante aproximado. Los proyectos admitidos son 248. Aquellos que están admitidos pero deben subsanar algún error son unos 200 y los excluidos son 48.
Eso significa que, si todo va bien, estaremos en torno a los 450 proyectos admitidos. Recordemos que las ayudas que se conceden son 40, es decir, no representan ni el 10 por ciento del total, así que, sin lugar a dudas, la convocatoria ha sido un éxito.
Se supone que en cuanto pasen los diez días que se proporcionan para la subsanación de errores, el comité evaluador recibirá los proyectos y comenzarán las valoraciones. Tampoco olvidemos que los dineros de la ayuda deben pagarse dentro de 2025, eso nos deja un plazo de apenas 4 meses muy justitos para valorar todo. O sea, se valorarán, ajustando mucho, unas 110 propuestas cada mes. No sé cómo va en otras convocatorias, pero a mí este ritmo se me antoja alto.
En cualquier caso, si algo llama la atención con respecto al número de obras presentadas es que antes de que se cerrase la convocatoria había gente hablando de un millar e incluso un millar y medio de solicitudes.
¿De dónde salió esa cifra? Ni idea, pero uno de los que se pavoneaba de conocerla (un editor) comentaba que se la habían chivado desde el ministerio.
Otro de los que la filtraba, un tipo de un sindicato, decía que era lo que «se comentaba por ahí».
Imagino que las motivaciones de uno y otro para inventarse estas cosas serán diferentes y, la verdad, no me importan en absoluto. Lo que no entiendo es a qué viene esa manía de lanzar estas mierdas vía red social a sabiendas de que no existe ningún dato contrastado con el que poder soportar eso que se dice. Está muy bien jugar a las especulaciones de cuando en vez, pero resulta bastante problemático eso de salir a soltar datos como si fuesen un hecho y solo sean ruido y humo.
Bastante ruido hay ya en esto de los tebeos como para que salgan «voces autorizadas» a inventarse según qué mandangas. Pero nada, luego somos otras las que nos llevamos la fama de soltarlo todo en redes y tal y cual. Ver para creer.
LO DE LAS EDITORIALES PIRATAS
En plena semana fantástica de la convocatoria, con los grupos de autoras echando humo y un intercambio de preguntas y respuestas infinito para tratar de cubrir bien toda la parte burocrática, saltó un escándalo a modo de breve mensaje en una red social.
Un autor (respetado y muy querido) lanzaba algo que esperábamos que no ocurriese y a la vez parecía normal que pasase. Una editorial (de la que no ha trascendido el nombre) ofrecía un contrato a cambio de quedarse con un porcentaje de la subvención concedida.
Esto, que ya era una práctica habitual en las ayudas al audiovisual, no es más que la prueba definitiva de que cuando se reparte dinero público salen las ratas de sus agujeros para ver qué pueden rascar.
Desconozco si hubo muchos más casos como este o propuestas similares, pero lo que sí sé es que en el grupo de unas cuantas editoriales, una de ellas decía abiertamente que tal y como están planteadas estas ayudas la parte editorial no sacaba ningún beneficio y deberían modificarse para futuras convocatorias.
Su propuesta es que una parte del dinero se pague como anticipo de derechos y que además la administración compre unos cuantos ejemplares de cada título subvencionado.
Detengámonos aquí un solo segundo, querida amiga. Esta propuesta consiste en:
- Que la administración cubra uno de los gastos «importante» para las editoriales, el de los derechos.
- Que la administración cubra el otro de los gastos importantes para las editorial, el de la imprenta, comprando un número X de ejemplares. Suficientes como para cubrir por completo ese gasto.
En definitiva, la jugada no podría ser mejor, las editoriales se llevarían 40 proyectos estupendos a coste prácticamente cero. Esto ya no es un win-win, es la lotería en forma de ayudas públicas.
Gracias al cielo las subvenciones no están hechas a la medida de lo que piden ciertos editores. Eso sí, resulta increíble que incluso cuando nace una línea de apoyo directo a la creación surjan todo este tipo de «propuestas» que siempre abogan por un sector unido y comprometido.
No me molesta que un editor quiera sacar tajada, que quiera llevarse lo suyo, tal y como repetía siempre mi yayo: el que monta un negocio es para ganar dinero. El problema tiene un par de capas más de profundidad.
Recordemos que según el estupendo libro blanco del cómic en España, tenemos un porcentaje de autoras tan alto por debajo del umbral de la pobreza que mandaría al traste cualquier otra industria en cualquier sector salvo las que se aprovechan de generar empleo en condiciones de semi esclavitud.
Si además descubrimos que algunas autoras de las que han trabajado para ese mismo editor que proponía ese cambio tan «beneficioso» para las ayudas han cobrado adelantos de menos de 600 euros, la cosa ya se va complicando.
Porque esto ya no va de que alguien quiera llevarse una parte del pastel, va de que precisamente el que se la quiere llevar es alguien muy acostumbrado a vivir del dinero público (más de 250000 euros en menos de diez años) y muy poco acostumbrado a repartirlo cuando el adjudicatario es él.
Dicho de otro modo: resulta vergonzoso que salgan a hablar de repartos quienes ejercen una posición de privilegio.
Evidentemente esto no son más que casos anecdóticos o al menos eso quiero creer para conservar la poca cordura que me pueda quedar. Pero aun así el simple hecho de que existan es otro pequeño síntoma más de que hace falta dejar de jugar con las cartas marcadas.
Suceden cosas a diario en nuestro minúsculo mundillo que se han hecho tan frecuentes como ese amigo que hace chistes de mierda en un grupo de whatsapp. Todas sabemos que está ahí, a todas nos molesta cada vez que abre la boca, pero preferimos no decir nada porque es mejor no armar jaleo y encima, cuando decimos algo por puro hartazgo alguien aprovecha para señalarnos como polémicas.
Pero no, amiga de mi alma, polémico es quien en el mismo momento de convocarse unas ayudas a la CREACIÓN busca la manera de retorcerlas para llevarse un buen pellizco a cambio de nada. Eso resulta demoníaco lo mires por donde lo mires.
Ahora, que un grupo de indeseables no nos amargue la fiesta.
PORQUE ESTO ES UNA FIESTA
Que en su primera convocatoria se haya estado cerca de las quinientas solicitudes es una maravilla. Cierto es que denota la falta que hace todo ese dinero, pero hacía la misma falta desde hace décadas y no existían ni las ayudas ni tampoco una voluntad del sector como para juntarse y reclamarlas.
Ese millón de euros no es solo dinero, es también el gesto más relevante que ha tenido la administración con la gente de los tebeos, con la gente que se verdad hace los tebeos, nos han colocado en el centro y nos han enviado el mensaje de que nos escuchan, nos respetan y nos brindan su apoyo.
Puede que haya que retocar algún aspecto en las bases, puede que funcionasen mucho mejor si fuesen anónimas o si incorporasen a autoras noveles, pero eso ahora mismo es lo de menos, no quitemos importancia a la urgencia absoluta en la que llevamos tanto tiempo instaladas.
La celebración, a pesar de las alimañas que siguen pululando por nuestro sótano cultural, debe ser total y lo seguirá siendo mientras exista la convocatoria. Y el agradecimiento también. Cuando hay que arrear al ministro se le arrea, pero cuando hay que agradecerle lo que hace se le agradece, sino caemos en el terreno de la peor de las hipocresías y eso siempre tiene un recorrido muy corto.
LAS HISTORIAS SECUNDARIAS
Las ayudas nos han traído agitación, salseos y por qué no decirlo, un montón de historias extrañas y surrealistas.
Voy a quedarme muy por encima solo en tres de ellas.
Semanas antes de que la convocatoria se publicase en el BOE se filtró el borrador completo de la norma desde el ministerio. Alguien desde dentro lo pasó a alguna gente del sector para que la gente tuviese algo más de tiempo para preparar sus proyectos.
Ese pdf circuló como la pólvora (que es para lo que se filtran las cosas). Pues a media mañana empezaron a sonar los teléfonos como locos. Había gente muy nerviosa porque el archivo estaba circulando más de la cuenta… ¿Tiene sentido? Ninguno, pero qué le vamos a hacer, somos un sainete y un astracán y así seguiremos siempre.
Al día siguiente de ser publicada la convocatoria empecé a recibir propuestas de colaboración. Eso entra dentro de lo normal salvo por un pequeño detalle. Algunos de los que me proponían hacer algo conjunto me han dejado tirado en varios proyectos y salieron de la cueva única y exclusivamente cuando olieron la posibilidad del dinero público. Lo dicho: sainete y astracán.
Pero mi favorita es una en la que determinada gente del sector se dedicó a ejercer de Celestina. Llamaban a unas y otras para que se diesen prisa y montasen proyectos conjuntos con vainas del tipo de: «¿conoces a Mengana? Es buenísima y me ha dicho que le encantaría montar algo contigo para las subvenciones. Tenéis que daros prisa que solo faltan 15 días». ¿Y qué pasaba a continuación? Pues… que llamaba a Menganita para: «¿Te suena Citanita? Es maravillosa y me dice que no tiene con quien presentarse a las ayudas y me ha pedido tu contacto».
Por algo en España tenemos varios siglos dorados de tradición cultural.
En fin, lo dicho, celebremos todo lo que hay que celebrar (que no es poco) y, si vemos asomar una rata, golpe de mazo y a seguir.