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Guionistas en convenciones: Heroes Comic Con Madrid

guionistas en convenciones

Si alguien entraba aquí buscando una rajada monumental sobre la Heroes Comic Con y lo malos y perversos que son, puede que esté en el lugar idóneo y puede que no, no voy a hacerme spoiler a mí mismo. Voy a tratar de explicar por qué voy yo a los salones y qué espero encontrarme. No como fan, ni como señor bajito de la Rías Baixas, sino como guionista de tebeos.

La primera vez que acudí a un evento de cómic multitudinario fue en 2014. Allí se estrenaba mi primera obra y la editorial nos pagó al dibujante y a mí un hotel de cuatro estrellas, se encargó del desplazamiento y nos organizó varias sesiones de firmas durante los cuatro días del evento.

Fue en aquel momento cuando comprendí algo que hasta el momento no tenía muy presente: los autores van a los salones a trabajar.

Eso no quita que no se pueda compaginar con asistir a la fiesta de la espuma o con recorridos gastronómicos. Se puede, pero lo principal es trabajar desde varias perspectivas diferentes: dejarse ver/conocer gente/hacer contactos/networking (esto ahora queda genial); enseñar propuestas/concertar entrevistas/buscar trabajo; y también, asistir a charlas/conocer a grandes autores de cómic de todos los tiempos.

Para mí esos son los tres factores fundamentales que una buena convención debe ofrecer a los autores en general y a los guionistas en particular. Tengamos en cuenta que asistir a estos saraos suele ser caro y siempre hay que tratar de exprimir todo el jugo que te puedan ofrecer. Cuanto más se ofrezca en este sentido, más interesante será asistir para los autores y eso es bueno para todos.

Así que vamos al lío:

El networking (ese)

Heroes Comic Con me ha permitido conocer gente que solo conocía a través de redes sociales. Gracias a haber ido he podido quitar el aspecto digital de varios compañeros y saber cómo suena su voz, cómo de fuerte dan la mano (no soporto a la gente que da la mano flojita) y lo bien que huelen después de doce horas de dar vueltas cada día. ¿Esto es mérito de la convención? Pues… sí y no. Si no hubiesen conseguido parecer atractivos no habría conocido a esa gente, aunque seguramente muchos hubiésemos ido más a gusto en otro formato de festival.

Puntuando del 1 al 10 el networking (ese) que se pudo hacer en este evento es de un 5’5.

Las charlas y los grandes autores

Si eres guionista de tebeos y en cuestión de pocas horas puedes escuchar a Frank Miller, a Brian Azzarello, a Juan Díaz Canales, a Teresa Valero o a Fabian Nicieza, pues es la hostia, sin más. No se puede poner un pero en cuanto al plantel.

Alguno podría querer un cambio de cromos con algún nombre o puede expresar un lamento del tipo «yo es que prefiero a Alan Moore y a Fernando Llor» y me parece correcto, pero unos años serán unos y otros años serán otros.

Lo que ya no está tan bien es la distribución del espacio para los encuentros y charlas con estos autores. Hacen falta auditorios o pequeñas salas que permitan, sobre todo, que la calidad auditiva de las mismas sea lo mas importante. Si quiero escuchar a Miller, prefiero que no pasen por detrás cuatro chavales gritando. Si me interesa lo que dice Valero, quiero disfrutarlo sin que a mi lado haya gente dando brincos y regalando abrazos.

Entiendo que todo pueda convivir en los eventos de este tipo, pero para las charlas es necesario cierto recogimiento, eso permitirá disfrutarla más, crear un mejor ambiente y no sentir que se está viendo y escuchando a un fuera de serie en un almacén gigante de Amazon en el día de las puertas abiertas.

Del 1 al 10 este apartado se merece un 5 raspado. Muy buenas las caras y los nombres, muy mejorables las condiciones para escuchar lo que tienen que decir a otros autores, fans y curiosos.

Las entrevistas profesionales

Si tuviese que resumir en una palabra cómo se ha tratado esto en Heroes Comic Con Madrid sería: bochorno. También podría utilizar algunas más: ignorancia, incomodidad, despropósito, vergüenza y así una lista bastante larga. El espacio escogido era malo, las entrevistas no se realizaban en despachos a puerta cerrada, sino que se hacían a ojos de todo el mundo, podías estar sentado con un editor de DC y que detrás tuya pasase gente vestida de Batman, Superman, Wonder Woman y Flash. A alguno le puede parecer divertido e incluso icónico, pero no lo es.

Muchos de los autores que acuden a mostrar sus trabajos en estos eventos lo hacen con mucho nerviosismo, tienen muchas dudas sobre si habrán conseguido dar el máximo en unas pocas páginas o si tendrán el talento suficiente como para poder ser escogido por alguno de los editores presentes y que les concedan 10 minutos de su valiosísimo tiempo.

Esos 10 minutos no pueden ocurrir en un circo lleno de distracciones, gente corriendo, gente gritando o peleando con espadas láser de mentira. Era muy fácil haberlo hecho bien en este sentido y se hizo rematadamente mal.

Si a esto sumamos que uno de los editores invitados se ponía a chatear delante de los seleccionados en cualquier momento de las entrevistas, o que incluso fue capaz de levantarse en medio de una para hacerle una foto a un chico con un cosplay de Dredd, pues… qué se puede decir. Se podría maquillar y aún así no llegaría a lamentable.

Pero ahí no acaba todo, el propio sistema de selección de dossieres fue caótico. Los típicos buzones que se colocan en otras convenciones no existían y fuimos los autores los que tuvimos que explicarle al muchacho encargado de la zona cómo se suelen desarrollar estos temas.

Por otro lado, la primera selección de proyectos se hizo en una hora. Solo en una hora. 60 minutos para revisar unos 60 dossieres. Un minuto para cada uno.

Además (que esto no se acaba nunca), una vez colocada la lista de los seleccionados, y ya con las entrevistas comenzadas, es decir, con los editores sentados, la organización fue añadiendo una serie de nombres a la lista que no pasaron la criba, sino que fueron añadidos porque sí sin ningún tipo de explicación.

Y para terminar de cagarla las entrevistas no se concedían en ningún horario concreto. En un triste folio se ponían los nombre de los seleccionados y a qué hora empezaban las entrevistas, lo cual impedía tener cierta libertad de movimiento, ya que no se sabía a qué hora concreta entraba cada uno y, además, añadía mayor presión a todos porque la gente se quedaba de miranda y recordemos que no había puertas.

Si a todo esto sumamos que las editoriales que más producto nacional publican cada año, como pueden ser Panini, Dibbuks, Planeta, La Cúpula… no tenían presencia en el evento y, por tanto, no podían hacer revisiones de dossieres en sus stands, no me queda otra que puntuar este apartado con un -2000 sobre 10.

De hecho, cuando en los otros dos factores se podían mejorar cosas, esto deberían replanteárselo de principio a fin si no quieren seguir haciendo el ridículo.

Sobre todo lo demás (brevemente)

Ya al margen de mi propia experiencia como guionista; como señor aficionado a los tebeos, el evento adolece de mayor presencia del noveno arte. Las expos que había eran escasas y alguna estaba incluso mal acreditada. Sé (porque he formado parte de la organización de un evento similar en cuanto al concepto) que muchas veces la organización no se fija mucho en qué tipo de contenido debe haber en los stands, ya que les basta con que se llenen todos los espacios y la gente abone su parte correspondiente por ello.

Pero ¿un stand de katanas? ¿un stand de lamparas orientales? ¿tropecientos stands de merchandising?

Como señor nominado a los premios Carlos Giménez, en fin, solo diré tres o cuatro cosas muy rápidas. Si quieres que los nominados acudan a recoger los premios, no estaría de más pagarles el viaje y la estancia. Si quieres parecer serio, no estaría de más informarse sobre quiénes son los autores premiados, cuáles son los créditos de las obras y cuáles son los títulos exactos para no ir pifiándola cada dos minutos. Ya de paso, habría estado muy bien haber avisado a todos los nominados, ya que a día de hoy hay gente que aún no ha recibido la notificación de la organización de estar nominado.

Como señor que dedica parte de su obra a la autoedición debo reconocer que tanto la zona de fanzines como el artist alley estaban muy bien colocadas en el evento, el precio por stand o espacio era muy razonable y la circulación propia del salón te hacía pasar por allí ofreciendo algo que siempre falla en otros eventos: visibilidad.

También fue muy buena la experiencia en cuanto al acceso y eso también es muy destacable en estas convenciones. No se formaron grandes aglomeraciones ni tumultos en torno a las taquillas y eso habla bien de la organización.

Resumiendo y volviendo a lo importante dentro de esta página: la experiencia como guionista es buena en un par de apartados y desastrosa e infame en uno de ellos: el profesional. Esperemos que todo vaya mejorando con el tiempo.