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Desarrollar una historia (I): La brújula

brújula

Cuando escribimos una historia es relativamente normal bloquearse y empezar a dudar de todo sin saber cómo avanzar. El gran problema viene cuando sin ser plenamente consciente tomas decisiones que traicionan la intención inicial.

Para cuando te das cuenta suele ser demasiado tarde y has de desandar gran parte del camino para volver a la idea original.

Por eso a lo largo de los años he ido grabándome a fuego diversos métodos o consejos para crear una suerte de brújula, una serie de elementos que definen el proyecto fuertemente desde el principio.

Es una guía a la que acudir en momentos de duda y encauzar mis ideas. Me gustaría compartirlo por si a alguien más le puede ayudar a salir de un apuro.

Las tres preguntas

¿Qué quiere tu protagonista?

¿Qué obstáculos se encuentra?

¿Qué pasa si no lo consigue?

Sí. Es más básico que un sándwich de jamón y queso, pero funciona muy bien. Si tienes esto claro en todo momento, la base de tu historia será fuerte como para aguantar todo lo que quieras añadirle encima. Metáforas enrevesadas, una estructura no cronológica o giros de guion locos. Palabra.

Si has de tener algo claro cuando empiezas, que sea esto. Objetivo, obstáculo, riesgo.

La frasecita

Lo más posible es que estando el proyecto en una fase tan temprana, aún no sepas cuál es el tema o el alma de todo el meollo. Un buen sustituto provisional es escribir una frase clave que define la historia. Se trata de una afirmación o un dilema.

Oraciones como: Con el tiempo la amistad es más poderosa que el amor, o ¿Serías capaz de realizar actos atroces por un bien mayor? Lo importante es que sea lo más específica posible. Debería ser una frase que nos genere emociones, capaz de catapultar nuestra imaginación en una dirección muy concreta.

La canción

Hay guionistas que son más o menos fans de escuchar música a la hora de ponerse a trabajar. Independientemente de si estás a favor o en contra, yo aconsejo elegir una canción en particular que represente fielmente la intención que le quieres dar a tu texto.

De la misma forma que un tráiler resume el espíritu de una película, nuestra canción debería representar la idea que tenemos en la cabeza.

La promesa

¿Nunca os ha pasado que algún cómic, serie o película os ha llamado la atención y luego poco tenía que ver con lo que os habían vendido? Pregúntate: ¿qué estoy vendiendo?

Si lo que tienes pensado escribir una comedia transgresora, pero estás usando humor más blanco que el de José Mota, algo falla. Frecuentemente cuando explico un proyecto que estoy escribiendo, tiendo a exagerar algunos elementos porque según lo narro la historia me lo pide.

Sé consciente de qué le estás prometiendo a tu público, porque si vendes una historia de terror en la España profunda, lo mínimo que esperas es un par de momentos tensos y miedo.

No hay que confundir este punto con ceñirse a unos géneros o clichés. Simplemente se trata de ver qué clase de promesa hacemos y como escritores intentar cumplirla de la manera más satisfactoria.

Con esto doy por finalizada la brújula, por lo que toca arremangarse para ponerse manos a la obra. De tanto en tanto iré comparando la brújula con lo que estoy desarrollando para ver si se corresponde.

Es fácil perderse y enamorarse de ideas nuevas, creyendo que son la respuesta a nuestros problemas.

Cuando dedicamos mucho tiempo a algo aborrecemos las ideas más antiguas y a veces es tentador ponerse creativos y traicionar a tu historia. Más tarde nos daremos cuenta de que en verdad son bandazos que no llevan a ningún lado. La brújula debería ayudarnos a recordar por qué hacemos lo que hacemos y a tomar decisiones en una misma dirección.