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Desarrollar una historia (III): Finalizar el viaje

Aquí tenemos la conclusión de esta serie de artículos relacionados con el proceso de escritura. Después de haber abordado los primeros pasos y la estructura del conjunto, entremos en los detalles.

Una vez más me gustaría recalcar que aquí no encontrareis una guía exhaustiva, sino más bien diversas ayudas que utilizo y tengo en cuenta a la hora de escribir.

INICIO

Que una historia se compone de un Planteamiento, Nudo y Desenlace no os será ajeno. Una de las cosas que diferencia un buen escritor de uno mediocre es su capacidad de atraparte desde los primeros compases.

Es fácil ser demasiado descriptivos y aburridos, sobre todo si tenemos que explicar cómo funciona el mundo en el que transcurre la trama. Sin importar el género que estemos trabajando, siempre hay una manera de hacer las cosas más interesantes y no dejarnos llevar por el piloto automático.

Hay que tener especial cuidado con lo que llamo «la maniobra James Bond«. Empezar in media res con un par de escenas vibrantes, para luego realmente iniciar el Planteamiento de nuestra historia de una manera expositiva y falta de vida resulta igual de tedioso.

No me refiero tanto a comenzar de una manera interesante para enganchar al lector, si no a hacer interesante el primer tramo en el que necesitamos soltar grandes cantidades de información sobre las bases de la historia.

Por ejemplo, si estuviéramos desarrollando un cómic slasher similar a películas como Viernes 13 o Halloween, lo más seguro es que haya que dedicar una serie de páginas a explicar quiénes son los protagonistas antes de llegar a lo importante: los asesinatos.

El lector puede entender que la parte que más le interesa vendrá luego, pero haremos la experiencia mucho más placentera si hay conflicto desde el inicio. Puede que el grupo de amigos que se va a veranear a la casa del lago tenga problemas de convivencia y ya desde el principio tenemos el interés del lector, cosa que luego aumentará cuando aparezca el asesino de turno.

INESPERADO

Uno de los mayores puntos débiles del primer guion de largo que escribí, es que la historia era completamente previsible. Más allá de querer buscar giros de guion que sorprendan, una de nuestras misiones es hacer que el espectador quiera saber qué va a pasar a continuación. Incluso si es algo evidente (el personaje principal sobrevivirá al peligro), ha de preguntarse cómo.

Uno de los grandes males de cualquier género sobreexplotado en el cine, como las comedias románticas, los slashers y ahora las películas de superhéroes es que se repiten fórmulas.

Si bien es cierto que existen estructuras archiconocidas como el viaje del héroe de Campbell, son más bien teorías para el análisis de la ficción y no recetas para producir historias en masa.

CLICHÉ

Esto guarda relación con el punto anterior. Es inevitable utilizar una serie de recursos que hemos visto un gran número de veces, debido a que ya forman parte de nuestro inconsciente cultural.

Revisa sin piedad las escenas de tu cómic para ver si te ha podido la pereza y has usado demasiados clichés.

El clásico momento de «me ha caído una gota de sangre, voy a mirar lentamente hacia arriba, aparece el monstruo y me mata» debió ser muy original la primera vez que se hizo. Ya no. Piensa en otra manera plantearlo que enriquezca tu historia.

EL QUID DE LA CUESTIÓN

Los cómics de las editoriales de Marvel y DC demuestran algo: que el ser humano jamás se cansará de leer la misma historia una y otra vez.

El fan que sigue al día los números de Spiderman o Batman no lo hace por la trama en sí, ya que por muchos cambios que le apliquen a este tipo de series siempre regresan a su status quo.

Hay inmutables en esa ficción, un leitmotiv que se repite y no cambia. Da igual si Peter Parker viven con tía May o está casado con Mary Jane. Existe una “esencia” de qué es leer un cómic de Spiderman.

Aunque tu historia no forme parte de una franquicia, haz el ejercicio de pensar qué resortes quieres activar en el lector a lo largo de la trama. Está relacionado con aquello que vimos de la promesa que le hacemos al lector, ahora toca comprobar si la cumplimos.

SENTIMIENTOS

Nuestro cerebro procesa la ficción de manera intelectual y emocional.

A la hora de valorar una experiencia de manera positiva la parte emocional es la importante, ya que la ficción sirve para simular vivencias ajenas de una manera segura.

Una cosa que me ayuda a la hora de darle un propósito a una escena es asignarle un sentimiento o emoción que quiero que experimenten los lectores. Incluso dentro de una misma escena podemos realizar un viaje que pase por diferentes sentimientos.

Al poner etiquetas a cada segmento de nuestro cómic, tendremos un mapa del viaje emocional.  Nos permite ver si estamos repitiendo muy seguidamente escenas similares. Al final lo que hará memorable la experiencia es el impacto emocional.

ACÁBALO

Cada proyecto tiene su proceso dependiendo de su complejidad, pero si algo deberían tener en común todos es que llega un día en el que los finalizas.

Si se queda en un cajón que sea porque aún no has encontrado un dibujante, no porque te perdiste en el proceso de escritura.

Y es que es un clásico el dejar las cosas a medias «porque se me ha ocurrido una idea mejor«, «no sé cómo solucionar un problema» o «tengo que pulir algunas cosas«. Sea cual sea la excusa que te pongas para no terminar, enfréntate a tus demonios y finaliza lo que empiezas.

Escribir se compone de varias fases que involucran distintas capacidades.

En el caso de que estuviéramos haciendo una tortilla, podemos ser expertos rompiendo huevos y batiéndolos, pero si jamás aprendemos a dar la vuelta en la sartén jamás sabremos hacer una tortilla.

Que mejor manera que ésta para acabar el artículo. Tenéis la sección de comentarios para compartir vuestras experiencias, métodos y consejos para enriquecernos mutuamente nuestros procesos creativos.

Espero que para el próximo artículo ya tengáis algo acabado. 😉